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Viena, 19 nov (EFE).- Un experto austriaco en elefantes criticó hoy la convención internacional para la protección de las especies (CITES), firmada en Washington, que ha convertido en un negocio totalmente clandestino el comercio de marfil, prohibido en 1989.
En declaraciones a la agencia austriaca APA, el experto, Alois Haberhauer, denunció la existencia en el parque nacional sudafricano de Krueger de enormes depósitos legales de marfil y pieles de elefante, que valdrían millones si se comercializasen.
Ese dinero podría dedicarse a la protección de la naturaleza, afirma Haberhauer, según el cual los únicos que se benefician actualmente con la prohibición son las mafias de cazadores furtivos, que surten al mercado del Lejano Oriente y a quienes es prácticamente imposible controlar.
"La convención es vista en muchas regiones de Africa como una forma de neocolonialismo", afirma el experto austriaco, quien se queja de que el acuerdo de protección de especies impida a los nativos explotar sus recursos naturales.
El tradicional turismo de masas, en el que algunos ven una fuente de ingresos alternativa para algunos países africanos, sólo es posible en un 20 o un 30 por ciento de las zonas protegidas, y no es precisamente protector de la naturaleza, se queja Haberhauer.
El experto autriaco se manifiesta partidario, en cambio, del llamado "turismo verde" (ecológico), pero también de de la caza de trofeos, que deja mucho dinero ya que quienes se dedican a ella son gente de recursos abundantes, que pueden gastarse hasta 1.000 dólares por persona cada día de caza y diez veces más si matan alguna pieza.
"La población local se beneficia de ese dinero y reconoce el valor de la zona protegida", afirma Haberhauer, quien aboga en ese sentido por un estricto control de los trofeos - pieles y colmillos- para evitar posibles abusos.
El experto predice que en la próxima conferencia sobre CITES, que se celebrará el próximo junio en Harare (Zimbabwe), habrá posturas encontradas entre quienes abogan por levantar la prohibición de comerciar con el marfil - los países del sur y el centro de Africa, y quienes están en contra como los Estados del este del continente negro.
Estos últimos defienden esa postura pese a que, a despecho de la prohibición, en los quince últimos años, el número de elefantes en Kenia, por ejemplo, ha bajado de 120.000 a 19.000 cabezas. EFE