El Mediterráneo recibe cada año a 220 millones turistas, cifra que
se estima alcanzará los 350 millones en veinte años. Este incremento
proyectado podría llevar a un descontrolado desarrollo de toda la
cuenca del Mediterráneo, degradando la particular riqueza natural
y cultural de la región.
El WWF cree que debe introducirse una nueva forma de turismo en el Mediterráneo
para asegurar que el deterioro de la naturaleza se detenga o se revierta.
Así, el WWF urge a la industria del turismo -desde operadores de
tours hasta autoridades locales- a comprometerse a un desarrollo turístico
responsable en la región.
Como mínimo, esto significa una adecuada protección de las áreas
claves para la conservación de la biodiversidad, un no desarrollo
en los lugares más críticos de dichas áreas y un desarrollo beneficioso
para las comunidades locales.
Peter DeBrine, Responsable del Programa de Turismo de la Oficina
Mediterránea del WWF, dijo: "La industria del turismo debe reducir
su impacto sobre la naturaleza si queremos salvar la particular herencia
del Mediterráneo. Destruyendo el valioso medio ambiente del cual depende,
la industria del turismo será el gran perdedor".
Según un análisis presentado hoy por el WWF, el año 2005, países
como Francia, Italia y España experimentarán un continuo incremento
en la presión del turismo, en tanto Marruecos, Túnez, Grecia, Turquía
y Croacia experimentarán un masivo surgimiento de nuevo desarrollo
turístico.
Más específicamente, muchas de las zonas que el WWF ha identificado
como las más importantes para la naturaleza del Mediterráno están
amenazadas por tales desarrollos turísticos. Esto podría llevar a
que hacia el año 2020 la mayoría de esas áreas perdieran su inapreciable
biodiversidad.
Peter DeBrine añadió: "El Mediterráneo es el principal destino turístico
de mundo, siendo además una de las regiones más importantes gracias
a su notable biodiversidad y características culturales. Las tendencias
que se desprenden del análisis del WWF sugieren que los impactos serán
devastadores e irreversibles".
En la actualidad, el turismo masivo es uno de los principales agentes
de degradación costera y marina del Mediterráneo.
El turismo masivo causa enormes transformaciones en zonas completas,
como la erosión del suelo, las crecientes descargas de contaminantes
en el océano, la pérdida de hábitat natural, una creciente presión
sobre las especies amenazadas, así como una elevada vulnerabilidad
a los incendios forestales.
Esto pone en peligro los recursos de agua dulce, asunto ya delicado
en el Mediterráneo (por ejemplo, un ciudadano español promedio usa
250 litros de agua al día, en tanto un turista usa hasta 880 litros
de agua).
A menudo lleva también a una alteración cultural y a un deterioro
de atractivos paisajes.
A través de prácticas inadecuadas de desarrollo, lugares alguna
vez pristinos han resultado dañados, a veces irreparablemente.
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